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¿Hay MOHO dentro de tu cuerpo?

El moho es una de esas toxinas que no tenemos en la mira y que puede ser el causante de síntomas que parecen inexplicables.

Una exposición prolongada al moho:

  • Daña el sistema inmune
  • Provoca inflamación en todo el organismo
  • Afecta las mitocondrias
  • Atrofia el cerebro 
  • Afecta las hormonas

No siempre es visible a simple vista.

Es fácil identificar el moho en un alimento que se está echando a perder, pero cuando está en nuestras casas puede ser invisible. En cualquier sitio cerrado en donde haya filtraciones de agua sin atender, hay esporas aéreas de moho que viajan y entran a nuestro cuerpo. Se llaman micotoxinas y son compuestos que entran a nuestro cuerpo al inhalarlos, ingerirlos o al entrar en contacto con la piel. 

En algunos países es ilegal que un edificio opere si tiene moho, pero no es común hacer la misma inspección en nuestros cuerpos. La medicina convencional aún no tiene en la mira esta toxina que afecta al cerebro, al hígado, al sistema inmune e incrementa la incidencia de cáncer. 


¿Cuáles son los síntomas de que hay toxinas producidas por el moho en tu cuerpo?

Los síntomas son muy variados, porque hay personas que tienen sistemas de desintoxicación menos eficientes y por tanto tienen una mayor acumulación de toxinas (por ejemplo, quienes tienen historial familiar de enfermedades autoinmunes como tiroiditis, diabetes tipo 1, lupus, esclerosis, vitiligo, artritis, etc.)

Sin embargo, suelen ser síntomas que escapan a los diagnósticos convencionales, síntomas “misteriosos” o amplios que es complejo diagnosticar y atender desde la medicina convencional.

Estos son algunos de los síntomas, en especial si son repentinos: 

  • Sentir la mente dispersa, olvidar cosas, tener dificultad para concentrarse o tomar decisiones, sentir fatiga mental 
  • Dolor difuso en el cuerpo, inflamación
  • Tener sed constante
  • Problemas para afrontar el frío o el calor, tener sudores nocturnos
  • Sentir fatiga, agotamiento, debilidad
  • Caída de cabello
  • Síntomas psiquiátricos como depresión o ansiedad
  • Digestión fuera de balance: náuseas, inflamación, gases, reflujo
  • Pérdidas de sensación o de movimiento difíciles de explicar
  • Condiciones neurológicas como Alzheimer, demencia o Parkinson 
  • Sentir picazón o cosquilleo en la piel
  • Visión borrosa
  • Sentir “toques” eléctricos al hacer contacto con distintos objetos
  • Insomnio
  • Temblores
  • Dolor de articulaciones

¿El moho puede afectar al cerebro?

Sí, el moho puede afectar casi la totalidad de los órganos de nuestro cuerpo, incluyendo el cerebro. Se ha identificado que muchos de los síntomas de la exposición prolongada al moho están relacionados con inflamación en el cerebro —como la niebla mental, depresión, ansiedad, dolores, debilidad, problemas de memoria. 

Por ejemplo, algunos estudios muestran que una tercera parte de las personas diagnosticadas con Alzheimer tienen alguna forma de daño por micotoxinas y que alrededor del 50% viven en un ambiente alto en toxinas. Y un porcentaje significativo de personas diagnosticadas con enfermedad de Parkinson viven en casas con humedad (y probablemente con moho). 

La ventaja es que el cerebro puede repararse. Al atender el ambiente (retirar las fuentes de moho o dejar de pasar tiempo ahí) y al ayudarle al cuerpo a desechar las toxinas acumuladas, el cerebro reacciona rápidamente. Por ejemplo, algunas personas con diagnóstico de trastorno bipolar notaron que la mayor parte de sus síntomas desaparecieron semanas después de dejar de vivir en un ambiente con moho.


Para eliminar el moho en casa, ¿hay que limpiar más?

¡No!

La higiene excesiva puede empeorar el problema. Cuando usamos cloro y productos antibacteriales agresivos para desinfectar a profundidad la casa, podemos acabar también con los microorganismos benéficos que nos ayudan a mantener a raya a los que nos hacen daño.

Nuestra casa también tiene una microbiota, igual que nosotros.

Para que esa microbiota esté saludable, necesitamos algunas familias de microbios que viven en la tierra. Cuando esas familias están presentes, nos ayudan a mantener en cantidades mínimas a otros microbios que sí pueden provocarnos daños, como el moho. 

Los estudios muestran que nuestra microbiota es parecida a la microbiota del lugar en el que vivimos. Por eso, cuando eliminamos de nuestras casas a los microbios que son benéficos, también es probable que se reduzcan en nuestro cuerpo y que nuestra microbiota esté fuera de balance. 

Una forma de mantener la casa limpia sin excederse y sin afectar la diversidad de su microbioma es dejar de utilizar limpiadores comerciales agresivos, pues reducen drásticamente la población de microbios benéficos y agregan químicos tóxicos a nuestro ambiente (que después inhalamos o recibimos a través de la piel). Aquí puedes encontrar recetas para hacer limpiadores naturales con vinagre, aceites esenciales, bicarbonato y jabón neutro. 


¿En qué partes de la casa es más fácil que haya moho?

En todos los lugares donde hay agua o humedad. Por ejemplo:

  • En el fregadero de la cocina (debajo, detrás del mueble, en la pared, en la madera)
  • En los ductos de aire acondicionado o de calefacción
  • En el sótano 
  • En muros que dan al exterior o a jardines
  • En techos sin impermeabilizar
  • En muros con ventanas (no se ve a través de la pintura)
  • Detrás de la regadera, el lavabo, el refrigerador o la lavadora
  • En la chimenea o en la ventilación
  • Debajo de la esponja de la cocina (filtrándose hacia el mueble o hacia el muro)

¿Cuáles son los alimentos más contaminados con micotoxinas?

  • Café – las micotoxinas no desaparecen al tostarlo
  • Arroz – es mejor elegirlo orgánico
  • Frutas secas – las pasas, dátiles e higos secos tienen humedad, por lo que son propensos a tener moho 
  • Nueces – los cacahuates, nueces de Brasil, nueces de la India y nueces cáscara de papel son más propensos al moho. Puedes optar por semillas de ajonjolí, de chía, de girasol, de calabaza, de linaza y nueces de Castilla. También puedes remojarlas y después deshidratarlas para ayudar a descomponer las micotoxinas.
  • Carnes procesadas – por provenir del alimento de los animales o por acumulación de moho en el producto final. Es preferible elegir carne orgánica y de libre pastoreo. 
  • Alcohol – en especial whiskey, brandy, cerveza y vino tinto. Los menos contaminados suelen ser el vino blanco y el tequila. También puedes optar por vino tinto orgánico. 
  • Maíz – es preferible elegir maíz orgánico y en productos artesanales. 

¿Qué más podemos hacer para evitar el daño por micotoxinas?

  1. Hacer una revisión profunda de la casa y atender todas las fugas o escurrimientos de agua. Recuerda que estos tipos de moho no son visibles y no huelen.
  2. Pasar menos tiempo en espacios cerrados y más tiempo al aire libre. El 90% de nuestro tiempo (en promedio, en países industrializados) respiramos aire de espacios cerrados, que puede ser de 2 a 17 veces más tóxico que el aire de afuera.
  3. Llevar una alimentación antiinflamatoria y alta en nutrientes y alimentos que apoyan los sistemas de desintoxicación – como brócoli, coliflor, col, kale, cebolla, ajo, frutos rojos, hojas verdes, etc.
  4. Reducir todo lo que puedas la carga tóxica de tu cuerpo. Atender otras fuentes de toxinas, como amalgamas, productos de belleza o de higiene, fragancias, agua, estrés, fármacos, etc.
  5. Apoyar a tu hígado y tus vías de desintoxicación. Puedes hacerte análisis de laboratorio, tomar suplementos que apoyen estratégicamente, seguir programas de alimentación para darles apoyo intensivo. Contáctanos si quieres elegir la mejor opción para ti.
  6. Si tienes síntomas que no logras mejorar, busca a un médico funcional que te ayude a hacer un plan específico para ti. Es necesario apoyar tus vías de desintoxicación y tus mitocondrias, además de identificar las toxinas que estás recibiendo y atenderlas. En beboon podemos ayudarte, escríbenos.